El presidente destaca, en el congreso de CC.OO., los buenos datos económicos de Asturias: «Somos una tierra de oportunidades»

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El presidente del Gobierno de Asturias, Adrián Barbón, ha destacado hoy los buenos datos económicos del Principado, afianzados por una caída constante, desde hace 45 meses, del desempleo y un aumento del empleo. Así lo defendió durante el congreso de CC OO de Asturias celebrado en el recinto ferial de Gijón. Barbón subrayó que estos logros son fruto del esfuerzo conjunto de toda la sociedad asturiana. «Algo estaremos haciendo bien o muy bien juntos cuando una y otra vez se habla de Asturias como tierra de oportunidades», destacó.

Durante su intervención, el presidente resaltó la reducción del desempleo y el aumento de afiliaciones a la Seguridad Social desde su llegada al gobierno en 2019. «Al final de marzo, nuestra comunidad tenía 54.607 personas desempleadas y 385.571 con trabajo. Son 20.517 menos en paro y 24.019 más afiliadas a la Seguridad Social que en marzo de 2019», aseguró.

Barbón hizo referencia a los avances positivos en sectores importantes para la economía asturiana como la construcción naval, la industria de la defensa, y puso como ejemplos del avance económico el desarrollo de la Zona de Actividades Logísticas (Zalia), la oferta de vuelos y los centros de I+D+i, así como el crecimiento de la alta velocidad y los proyectos de inversión en la comunidad. Además, anunció una reforma fiscal que beneficiará a las rentas medias y bajas, promoviendo la justicia social.

En este contexto, el presidente también destacó la importancia de la colaboración con el gobierno central y las empresas para seguir impulsando el desarrollo industrial, tecnológico e innovador de Asturias. «Esta misma semana me reuniré en Madrid con los ministros para Transformación Digital, Óscar López, y de la Defensa, Margarita Robles, así como con responsables de la empresa Indra para seguir alentando el desarrollo industrial, tecnológico e innovador de Asturias, que es de lo que se trata», señaló.

Finalmente, el presidente expresó su solidaridad y afecto hacia las familias y amistades de las víctimas de Degaña, subrayando la importancia de investigar a fondo los accidentes laborales para garantizar la justicia y la verdad. «Os garantizo toda la voluntad y decisión de mi gobierno para llegar hasta el final en el caso Blue Solving. Porque ir a trabajar jamás puede costar la vida, es hora de que la justicia mande», recalcó.

A continuación se recoge la intervención íntegra del presidente durante el congreso de Comisiones Obreras de Asturias: 

Inauguración del XIV Congreso de CC.OO. de Asturias

Este congreso se celebra en Zarréu. Creo que todas las personas que estamos aquí reunidas tenemos el pensamiento y el corazón en Degaña. Hoy, de nuevo, permitidme que insista en el afecto y la solidaridad del Gobierno de Asturias con las familias y amistades de las víctimas. 

Sabéis que nací, me crie y vivo en Laviana. Que mi familia es minera por los cuatro costados. Por experiencia, sé cómo se sufren los accidentes en los pozos. Sé que hay que respetar el dolor, dejar llorar hasta el cansancio. Pero también sé que después tocan la investigación y la justicia implacable. Esos son esta mañana mis primeros compromisos: investigar, investigar todo lo posible, llegar hasta el final para que la verdad y la justicia manden. 
 
Cuando ocurren estas tragedias, resulta difícil sobreponerse y alzar la vista. Estos días todos habremos pensado en la seguridad como una de las razones de ser del movimiento sindical.  

Es obvio que aún nos queda muchísimo por hacer, tanto en seguridad como en muchas otras cuestiones. Me vienen a la memoria los logros históricos de los sindicatos que hoy asumimos como parte de la normalidad: la reducción de la jornada, el salario mínimo, las jubilaciones o el derecho a la huelga, entre tantos otros. Cada avance ha sido una conquista, jamás un regalo.

No lo perdamos de vista, porque así continúa siendo. Tenemos suficientes ejemplos al alcance de la mano: todo paso al frente tropieza siempre con un obstáculo. Vayamos a la subida de las pensiones, algo tan elemental como que las personas jubiladas mantengan su poder adquisitivo. Pues no falla, cada vez que se plantea, pasa como con la luz: les salta el automático y advierten que el sistema se arruina. Da igual que el aumento sea mayor o menor, o que la inflación se dispare. Para la derecha, la única alternativa para los 270.000 pensionistas asturianos es la congelación. La verdad es que no suena muy esperanzador.

Sin embargo, aunque suene extraño, hoy voy a romper una lanza a favor de la derecha. 

Me explico. En Europa, especialmente en los países de la Unión, los partidos conservadores tradicionales, fuesen los democristianos o los liberales, estaban de acuerdo en unas premisas básicas. Digamos que había un amplísimo consenso social sobre el derecho a la dignidad en el trabajo, y que ese acuerdo era inviolable gobernase quien gobernase.

Me pregunto si hoy podemos asegurar lo mismo. No miro sólo hacia el otro lado del océano. Donald Trump es el ejemplo más ruidoso y preocupante,  pero, por desgracia, no el único. Ojalá el presidente de Estados Unidos fuera un alocado llanero solitario y no tuviéramos que pensar también en la plutocracia tecnológica, en Rusia, o en países que forman parte de la Unión Europea, como Hungría. O, más cerca todavía, en liderazgos ultras con respaldo creciente en Estados vecinos, hasta en nuestro propio país.

Podemos razonar que son casos distintos. Discrepo, porque bajo su aparente pluralidad todos comparten el fondo: su feroz aversión a todo lo que representa la UE. Derechos, libertades, igualdad, Estado de bienestar, feminismo. Son palabras y conceptos que les ponen del hígado. 

Por eso dije que rompía una lanza a favor de la derecha. Me refiero, claro, a la derecha capaz de poner pie en pared frente a la internacional ultra. A la que entiende que blanquear las fuerzas reaccionarias equivale a incubar el huevo de la serpiente. Me temo que en España y en Asturias ocurre lo contrario. Que están dispuestos a abrazarse a la involución para soñar con el poder.

En una Asturias –y ahora ya vuelvo a asuntos más próximos- que está cambiando a una velocidad de vértigo. El miércoles conocimos los datos de paro. Al final de marzo, nuestra comunidad tenía 54.607 personas desempleadas y 385.571 con trabajo. Son 20.517 menos en paro y 24.019 más afiliadas a la Seguridad Social que en marzo de 2019, el año que accedí al gobierno.  

Sigue siendo demasiado paro, por supuesto. Ahora, todos deberíamos alegrarnos de lo evidente, de la mejora del mercado laboral. De que hoy sea razonable calcular que podremos rebajar el listón de las 50.000 personas sin empleo.

Decir que debería ser una alegría compartida suena obvio, pero no lo es. Asturias tiene sus rasgos singulares, y uno de los más llamativos es que contamos con una oposición que se disgusta con las buenas noticias. Les cuesta horrores alegrarse 

– de que lideremos la construcción naval en España

– de que las expectativas de la industria de la defensa sean las mejores en décadas, incluido el plan de compra del tallerón de Duro. A propósito, esta misma semana me reuniré en Madrid con los ministros Óscar López, Margarita Robles y responsables de la empresa Indra para seguir alentando el desarrollo industrial, tecnológico e innovador de Asturias, que es de lo que se trata.

Prosigo la enumeración. 
– Les cuesta horrores alegrarse de que se desbloquee la Zona de Actividades Logísticas (Zalia).
– de que tengamos la mejor oferta de vuelos de la historia del aeropuerto, con 30 destinos directos
– de que los centros de I+D+i se hayan multiplicado de dos a 16
– de que la alta velocidad vaya camino de los dos millones de usuarios 
– o de que sumemos casi sin pausa noticias sobre proyectos de inversión en nuestra comunidad.

Algo estaremos haciendo bien o muy bien juntos cuando una y otra vez se habla de Asturias como tierra de oportunidades. Juntos porque este no es un logro exclusivo del gobierno, sino de toda la sociedad.

Por supuesto, persisten las dificultades. Doy por hecho que al escucharme habréis pensado en Arcelor. Cierto, toda la siderurgia europea vive una situación de incertidumbre, agravada por la disparatada política arancelaria de Trump. Toda en toda Europa, porque el problema no está en las instalaciones asturianas, sino en la debilidad de la política industrial de la Unión frente a la competencia de terceros países. Precisamente porque el problema tiene dimensión comunitaria debe solucionarse en las instituciones de la UE, en Estrasburgo y en Bruselas.

Eso es lo que lleva proponiendo el Gobierno del Principado, nuestro gobierno de unidad progresista y reformista, desde el primer momento. Por eso viajé a Estrasburgo antes de que la Comisión Europea aprobase el Acuerdo para una Industria Limpia, para reclamar rapidez y contundencia. También me atacaron por eso, por defender la siderurgia donde debía hacerlo y cuando debía hacerlo. Pero las críticas son lo de menos: lo importante es que por fin la UE se ha puesto las pilas. Ojalá aplique las nuevas medidas cuanto antes y con la energía suficiente para disipar las sombras que rodean la industria del acero. Desde luego, no estamos para aplazar la implantación del arancel ambiental, como propuso el PP europeo.

Nosotros siempre vamos a estar ahí, en la defensa de la siderurgia. Como en el apoyo a esa inmensa mayoría social que forman las familias de clases medias y trabajadoras. Ahora que ha comenzado la campaña de la renta, os animo a que comprobéis con cuidado el borrador. Fijaos para que incluya las deducciones a las que podáis tener derecho. Os adelanto que este mismo año vamos a reforzar la vía fiscal asturiana con una reforma que beneficie a las rentas medias y bajas. Será coherente con nuestros planteamientos y garantizará un sistema tributario progresivo. No vamos a favorecer más a quienes más tienen; sino al revés: beneficiar más a quienes menos ganan, porque la justicia fiscal es el camino necesario para la justicia social.

Os deseo un buen congreso. El Gobierno del Principado quiere seguir contando con vosotros, con una organización sindical fuerte y dispuesta a asumir compromisos por el bien de Asturias, como habéis hecho con la concertación. No obstante, antes de despedirme, quiero volver a Degaña. Empeño mi palabra: os garantizo toda la voluntad y decisión de mi gobierno para llegar hasta el final en el caso Blue Solving. Porque ir a trabajar jamás puede costar la vida, es hora de que la justicia mande.

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