El presidente del Principado, Adrián Barbón, ha reivindicado hoy la labor del Instituto de Productos Lácteos de Asturias (IPLA-CSIC): “Es un centro de excelencia, reconocido internacionalmente, clave para la ciencia y la industria asturianas y, además, desbordado de talento”. El jefe del Ejecutivo ha participado esta mañana, junto con la ministra de Ciencia, Innovación y Universidades, Diana Morant, en la inauguración de las nuevas instalaciones del centro de investigación en Oviedo/Uviéu.
“Hoy estamos haciendo mucho más que estrenar una sede. Estamos robusteciendo nuestro ecosistema científico, haciéndolo más competitivo, convirtiéndolo cada día que pasa en un rasgo que identifica la mejor Asturias”, ha indicado.
Barbón, junto con la ministra de Ciencia, ha visitado las nuevas instalaciones del instituto, ubicadas en el barrio de La Corredoria, dentro de la “milla de la bata blanca”, que incluye el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), la Fundación para la Investigación Biosanitaria (Finba), el Instituto de Ciencia y Tecnología del Carbono. En esa zona se ubica también el Vivarium que albergará la incubadora de alta tecnología en ciencias de la vida.
“Aprovecho para adelantar que ya están en marcha todos los procedimientos y licitaciones que posibilitarán que la incubadora entre en funcionamiento el próximo año”, ha avanzado el presidente.
Por su parte, se ha comprometido a seguir impulsado la I+D+i, una seña distintiva del Gobierno de Asturias. En este sentido, ha recordado que los centros de investigación han pasado de 2 a 16, que el gasto en innovación aumentó un 28,1% en 2023 y que el objetivo es que la inversión en ciencia e innovación alcance el 3% del PIB en 2030, lo que supondría un presupuesto de 1.075 millones.
Esta ha sido su intervención íntegra:
Inauguración nueva sede IPLA
La ciencia está de enhorabuena en Asturias desde hace tiempo. Hoy añadimos un nuevo motivo de celebración: la inauguración de esta nueva sede del Instituto de Productos Lácteos de Asturias (IPLA).
Ustedes saben por qué es importante este acto. Pero a mí me gustaría ayudar a que la relevancia no se quedase encerrada en este edificio, que seamos capaces de transmitir a toda la sociedad por qué este 15 de mayo es una jornada de gala para nuestro ecosistema científico.
Voy a intentarlo. Empiezo por lo más sencillo, al menos en apariencia. Asturias es sinónimo de calidad natural. Uno de los productos que mejor representa ese prestigio, reconocido en todas partes, es la leche, con todos sus derivados.
Hasta ahí, todo es fácil. Ahora viene algo más complicado, explicar qué es el IPLA. Digamos que es el instituto de la excelencia científica de los productos lácteos. Hablamos de microbiología, de nutrición, de biotecnología, de todos los conocimientos y técnicas que contribuyen a desarrollar productos más saludables y sostenibles.
Todo ese trabajo revierte en Asturias. Bueno, no sólo en Asturias, pero yo barro para casa. La labor de este centro ha sido fundamental para la mejora de la calidad de vida de las personas y para impulsar la industria agroalimentaria, uno de los campos más prometedores de nuestro renovado tejido económico.
El consejero Borja Sánchez, que es investigador, y destacado, del IPLA, sabrá corregirme si me equivoco, pero creo que el instituto sobresale en todos los indicadores que miden el reconocimiento científico, como el factor de impacto, la repercusión de las citas (eso que llaman, casi en un argot propio del espionaje, el índice hache), el número de publicaciones y demás medidores.
Esa es la tarjeta de presentación. Un centro de excelencia, reconocido internacionalmente, clave para la ciencia y la industria asturianas y, además, desbordado de talento. Porque eso también hay que resaltarlo: el personal del IPLA acredita una altísima cualificación. Ahí radica precisamente la fortaleza de nuestro sistema de investigación, desarrollo e innovación, eso que se condensa en las siglas I+D+i: un capital humano de primera, que es una de las grandes bazas de Asturias para escalar en los ránkings científicos nacionales y europeos.
No obstante, pienso que les debo una explicación. Al inicio aseguré que la ciencia lleva tiempo de enhorabuena en el Principado. Voy a ser más concreto: desde 2019, cuando decidí crear una consejería específica y hacer de la apuesta por la I+D+i una seña distintiva de mis gobiernos, el avance ha sido espectacular. También en este caso podemos echar mano de algunos indicadores:
El número de centros de I+D+i ha pasado de dos a 16
El gasto en innovación aumentó un 28,1% en 2023. Asturias fue la segunda comunidad con mejor evolución.
En el aumento del empleo vinculado a la I+D+i no somos los segundos, sino los primeros. En el mismo 2023, el incremento llegó al 30%. Hablamos de más de 4.700 personas. Por cierto, sólo los centros de I+D+i dan empleo a 450.
En este período se puso en marcha la agencia Sekuens, que el año pasado apoyó 656 proyectos que suman una inversión de 170 millones.
Hemos ordenado un calendario de convocatorias de investigación.
A estas alturas, Asturias cuenta con más de 500 empresas con proyectos de innovación. El número de startups y compañías de base tecnológica supera ya las 200.
Y, de remate, hemos conseguido aprobar la Ley de Ciencia –o ley Borja Sánchez, como me gusta llamarla, porque es de justicia reconocer su empeño-, que incluye el objetivo de que la inversión en ciencia e innovación alcance el 3% del PIB en 2030. Para hacernos una idea, ese porcentaje equivale a unos 1.075 millones anuales, sumados recursos públicos y privados. Además, y con el CSIC como espejo, nos permitirá crear el Sistema Asturiano de Ciencia, Tecnología e Innovación.
Todo eso, y más que me dejo en el tintero, en sólo un lustro, en los cinco años del gran salto adelante de la ciencia en Asturias.
Vuelvo a esta casa, al IPLA. Esta inauguración se enhebra en esa evolución. El instituto, que ya está incorporado al ADN de nuestro ecosistema, refuerza ese gran polo de innovación que conocemos como la milla de la bata blanca y que incluye el HUCA, la Fundación para la Investigación Biosanitaria, el Instituto de Ciencia y Tecnología del Carbono y el Vivarium, que albergará la incubadora de alta tecnología en ciencias de la vida. Aprovecho para adelantar que ya están en marcha todos los procedimientos y licitaciones que posibilitarán que la incubadora entre en funcionamiento el próximo año.
Así que hoy estamos haciendo mucho más que estrenar una sede. Estamos robusteciendo nuestro ecosistema científico, haciéndolo más competitivo, convirtiéndolo, cada día que pasa, en un rasgo que identifica la mejor Asturias. Si me permiten la broma, mejorando su microbioma y microbiota, tan relevantes para nuestra salud, como sólo el IPLA sabe hacer.