¿Cómo se puede garantizar que una persona pueda controlar un vehículo autónomo industrial desde la distancia en situaciones críticas? Esta es una de las preguntas que se exploran en el entorno experimental habilitado por CTIC Centro Tecnológico en su sede del Parque Científico Tecnológico de Gijón, donde durante tres jornadas se están realizando pruebas avanzadas de teleoperación de UGVs (vehículos terrestres no tripulados).
La iniciativa forma parte del proyecto “Red de Excelencia Tecnológica MEDUSA”, una colaboración entre CTIC, TECNALIA, IKERLAN e IBV (Instituto de Biomecánica de Valencia), que busca reforzar la confianza del usuario en entornos de automatización avanzada mediante un diseño ético, accesible y centrado en las personas.
Durante las pruebas, operadores interactúan con una interfaz inmersiva que permite controlar remotamente un vehículo autónomo. A través de simulaciones, se evalúa tanto la eficiencia técnica del sistema como la experiencia del usuario, prestando especial atención a aspectos como la carga mental, la toma de decisiones en tiempo real o el nivel de confianza en situaciones límite.
“Queremos comprobar si el diseño tecnológico que proponemos responde realmente a las necesidades que tendrán los empleados del futuro. La tecnología no puede ser una barrera”, señala Jimena Pascual, directora de Innovación Organizativa y Social de CTIC.
Además de las variables técnicas, el experimento incorpora sensores biométricos para monitorizar en tiempo real parámetros como la respiración, el movimiento ocular o la actividad cerebral, con el objetivo de analizar el impacto físico y emocional de la teleoperación en contextos exigentes.
Financiado con fondos Next Generation EU a través del CDTI y el Ministerio de Ciencia e Innovación, el proyecto MEDUSA se enmarca en la Red de Excelencia CERVERA y constituye un modelo de desarrollo tecnológico que integra inteligencia artificial, robótica y diseño centrado en el ser humano.