Este domingo vuelve a abrirse la pesca del salmón con muerte en los ríos asturianos. Mientras tanto, la especie sigue en caída libre y el Gobierno del Principado sigue mirando para otro lado.
El año pasado se registraron solo 377 capturas legales, una cifra que confirma lo que ya nadie puede negar: el salmón atlántico está desapareciendo de nuestros ríos. Hace no tanto se pescaban más de 5.000 ejemplares al año; hoy apenas quedan unos cientos, y en algunas cuencas —como el Esva, con solo 4 salmones— la situación es dramática.
Pese a los datos, el Principado no reconoce públicamente la gravedad del problema, ni se plantea un cambio de rumbo en la gestión. Se mantiene la pesca, se siguen soltando alevines en repoblaciones que solo empeoran la salud genética de la especie y se sigue eliminando cormoranes como si fueran los culpables del desastre.
Desde la Coordinadora Ecoloxista d’Asturies y desde sectores del propio colectivo de pescadores se lleva años pidiendo una veda total durante varias temporadas para dar una oportunidad a la recuperación. También se reclama actuar de verdad sobre los ríos: recuperar frezaderos, abrir pasos, restaurar cauces. Nada de eso se está haciendo.
El salmón que queda en Asturias forma parte de una población relicta, la más sureña del mundo, aislada y extremadamente vulnerable al cambio climático. Si no se actúa ya, con medidas valientes y a la altura del reto, su desaparición es solo cuestión de tiempo.
Exigimos al Principado que reaccione:
- Que declare al salmón atlántico en peligro de extinción.
- Que suspenda su pesca de inmediato.
- Que frene las repoblaciones artificiales.
- Que actúe sobre los cauces para permitir que el pez pueda remontar y reproducirse en libertad.
Los ríos no son de unos pocos, son de todos. Y su salud no puede seguir sacrificándose por intereses cortoplacistas.