El presidente del Principado, Adrián Barbón, ha ensalzado hoy los diez años de trayectoria de la
Fundación para la Investigación y la Innovación Biosanitaria (Finba), “que sitúa Asturias a la vanguardia de la investigación biomédica en España”. Durante su intervención en el acto de conmemoración del décimo aniversario de la entidad, celebrado esta mañana en el HUCA, ha garantizado el apoyo del Ejecutivo autonómico a una organización que materializa “una apuesta de futuro por la mejor Asturias”.
“Las administraciones públicas tenemos entre las manos una joya que debemos preservar de cualquier vaivén político para que no se repitan los sucesos que frustraron el primer intento para ponerla en marcha”, ha advertido.
Junto con Barbón, han asistido a la jornada el consejero de Ciencia, Empresas, Formación y Empleo, Borja Sánchez, y la consejera de Salud, Concepción Saavedra, además del gerente del Servicio de Salud del Principado (Sespa), Aquilino Fueyo, entre otras autoridades.
Según ha recordado el presidente, la Finba nació en 2014 para actuar de incubadora y aceleradora del talento biosanitario, así como para estimular la “masa crítica” que reúne toda la red sanitaria, con el fin de que fructificaran la innovación, la investigación y el desarrollo tecnológico «en beneficio de todo el Principado». “Estamos en condiciones de asegurar que lo ha logrado. La creación del Instituto de Investigación Sanitaria y su acreditación por el Instituto Carlos III fueron hitos clave”, ha rememorado.
En este sentido, se ha referido al potencial de Asturias para afianzarse como polo biosanitario, una idea que se basa en aprovechar el conocimiento y los recursos que aportan el HUCA, la Finba y la Universidad de Oviedo, junto con “una larga lista de entidades y empresas de prestigio relacionadas con la medicina y la tecnología sanitaria”. “Dejemos de pensar que se trata de un anhelo, de un sueño de futuro, porque ya es un hecho: Asturias se está convirtiendo en un referente de ciencia, investigación y desarrollo tecnológico del país”, ha asegurado.
A su juicio, este logro colectivo responde en gran medida a la apuesta del Principado por el estado de bienestar en los años posteriores a la recesión de 2008, entre los que destaca especialmente 2014, cuando se inauguraron el HUCA, el Hospital Vital Álvarez Buylla de Mieres y la propia Finba.
Esta intervención se podría resumir con una palabra: agradecimiento. Gracias a las personas, empresas y entidades que han hecho realidad la Fundación para la Investigación y la Innovación Biosanitaria. Gracias a quienes trabajan, a quienes investigan, a quienes creyeron hace más de una década que Asturias podía formar parte de la vanguardia de la investigación biomédica de España. Gracias por vuestra ambición, por vuestra dedicación y por haberlo conseguido.
Este año coinciden tres aniversarios: diez años del HUCA, nave capitana de la salud pública; diez años del nuevo Álvarez-Buylla, ejemplo de buen hacer hospitalario, y la primera década de esta fundación. A la vista de esta sincronía, cabe fijar 2014 como una fecha de referencia para la sanidad y la ciencia en Asturias.
Ahora, situemos ese año en su contexto. Sólo han pasado dos lustros, pero la memoria es leve, la arrasa el tiempo. Pido un mínimo esfuerzo, que hurguemos en nuestros recuerdos. En aquella época, la Unión Europea vivía las consecuencias de la Gran Recesión, la devastadora crisis financiera que había estallado en 2008. Había una palabra que se repetía por doquier como una especie de consigna y resonaba por todos los despachos e instituciones comunitarias: austeridad, austeridad y más austeridad.
La traducción práctica de ese lema fue la disciplina fiscal y, con ella, los recortes. Esos rigores se extendieron a toda la Unión y, por tanto, a España entera. No obstante, hubo comunidades más entusiastas de la tijera que otras. Hoy debemos felicitarnos de Asturias fuese de las más resistentes y salvase del ajuste lo imprescindible, el Estado de bienestar. Gracias a esa decisión política podemos celebrar este aniversario.
No hablo a la ligera. Para ser estricto, la primera década podría haberse conmemorado hace tres años, porque la Finba debería haber iniciado su andadura en 2011. Pero entonces hubo un Gobierno de Asturias que decidió disolverla; del mismo modo que en 2014 hubo otro Ejecutivo autonómico que resolvió recuperarla. Conviene tenerlo presente.
Dejemos ahora la Gran Recesión. Antes cité la ambición, otra palabra indisociable de la Finba. Cuando se planea la construcción de los hospitales no se piensa sólo en nuevos edificios, quirófanos y habitaciones donde prestar la mejor atención posible. También se tiene en cuenta que son contenedores científicos. Que la red sanitaria y, en especial, el HUCA, reúnen una masa crítica que debe estimularse para que fructifique en innovación, investigación y desarrollo tecnológico en beneficio de todo el Principado. Así nace la Finba, para ser la incubadora y el acelerador de talento biosanitario de Asturias.
De nuevo, estamos en condiciones de asegurar que lo ha logrado. La creación del Instituto de Investigación Sanitaria y su acreditación por el Instituto Carlos III fueron hitos clave, como bien pueden atestiguar Faustino Blanco y la actual consejera de Salud, Concepción Saavedra, personas decisivas en este proceso. Ahora podemos presumir de que el instituto cuenta con más de 900 profesionales organizados en 11 áreas de investigación y más de 60 grupos con proyección internacional. Esa es la potente y esperanzadora fuerza de esta fundación.
Con sólo diez años de camino, es evidente que a la Finba le aguarda una larguísima vida de trabajo y hallazgos, en la que siempre contará con el respaldo del Gobierno del Principado. Utilizo el adverbio siempre con todo convencimiento: las administraciones públicas tenemos entre las manos una joya que debemos preservar de cualquier vaivén político para que no se repitan los sucesos que frustraron el primer intento para ponerla en marcha.
Me atrevo a sugerir un remedio infalible: basta con que la sociedad asturiana descubra la fundación y sepa a qué se dedica. Cito sólo cinco líneas de trabajo:
o El desarrollo de biomateriales que puedan utilizarse como implantes.
o El tratamiento de infecciones y tumores con inmunoterapia.
o La utilidad del microbioma en el diagnóstico y tratamiento de enfermedades.
o La relación de las alteraciones genéticas y del envejecimiento con el cáncer,
o O la aplicación de la medicina regenerativa a las patologías neurológicas.
Sé que me quedo muy corto, casi rácano con los ejemplos, pero es imposible resumir la tarea de la fundación en una intervención breve. Sólo intento llamar la atención sobre la relevancia de su labor. Tengo la certeza de cuánto más conocida sea la Finba, más la apreciará Asturias entera.
También estoy seguro de que todos ustedes habrán oído hablar en los últimos años del potencial de Asturias para afianzarse como polo biosanitario. Es una idea que se basa en aprovechar el enorme caudal de conocimiento y recursos que aportan el HUCA, la Finba, la Universidad, el Vivarium -incluida la bioincubadora-, el Instituto Fernández-Vega y una larga lista de entidades y empresas de prestigio relacionadas con la medicina y la tecnología sanitaria. Pues bien, dejemos de pensar que se trata de un anhelo, de un sueño de futuro, porque ya es un hecho: en este campo, Asturias se está convirtiendo en un referente de ciencia, investigación y desarrollo tecnológico para todo el país.
Es una realidad, una afortunada realidad, gracias a ustedes. A quienes investigan, a las personas que se ocupan en la fundación, a las empresas que, desde el principio y a las duras y a las maduras, en mejores y peores épocas, han entendido que esta fundación, ejemplo de colaboración público privada, materializa una apuesta de futuro por la mejor Asturias. Eso es lo que celebramos esta mañana, con el Principado a la vanguardia de la investigación biomédica en España.