El Gobierno de Asturias ha inaugurado hoy las nuevas instalaciones del Centro de Crisis para Víctimas de Agresiones Sexuales tras una inversión de 1,4 millones en obras y equipamiento que busca reforzar la lucha contra la violencia machista. Este recurso, que abrió sus puertas en el centro de Oviedo/Uviéu en noviembre de 2020, se traslada ahora a un edificio completo en el barrio de La Corredoria, con 1.328 metros cuadrados de superficie construida, para responder a la creciente demanda de atención especializada.
El presidente del Principado, Adrián Barbón, ha participado hoy en el acto de apertura junto con la ministra de Igualdad, Ana Redondo, y la vicepresidenta, Gimena Llamedo. Durante su intervención, el jefe del Ejecutivo ha anunciado que el equipamiento llevaré el nombre de Gisèle Pelicot, la mujer francesa que fue drogada y violada durante años por su marido, que hoy ha sido condenado a 20 años de prisión, y por otros hombres.
El centro de crisis inició su andadura en noviembre de 2020 y, desde entonces, ha prestado asistencia a 1.176 personas, de las cuales 801 fueron víctimas de violencia y, el resto, familiares o personas allegadas. Respecto a las víctimas, 534 eran mayores de edad, con edades comprendidas entre los 18 y los 79 años y una media de 33, y otras 162, menores de 12 a 17 años, con una media de 15.
En total, en estos cuatro años se han abierto 696 expedientes a mujeres que cumplían los criterios de intervención.
La plantilla está formada por ocho abogadas y siete psicólogas que ofrecen asistencia inmediata, confidencial y especializada a las víctimas de agresiones sexuales. La atención se adapta a las demandas, necesidades y tiempos de cada mujer y se desarrolla siempre en colaboración con los servicios sanitarios, sociales y judiciales y las fuerzas y cuerpos de seguridad. El trabajo que realizan las profesionales persigue dos objetivos básicos: garantizar la protección integral de las mujeres y evitar su revictimización.
El equipamiento, que depende de la Dirección General de Igualdad, se ha convertido en un referente nacional en la atención a la violencia sexual que sufren las mujeres y sirve de guía para los centros de estas características que se están implantado ahora en el resto de comunidades. Es el primero que atiende durante las 24 horas, todos los días, y el único que presta asistencia a menores a partir de 12 años con un equipo especial formado por una abogada y una psicóloga. Además, cuenta con los recursos necesarios para prestar apoyo a mujeres con discapacidad física e intelectual y dispone de un servicio de traducción, tanto para usuarias migrantes como para turistas o viajeras que necesiten acceder al servicio.
Desde su entrada en servicio, el Principado ha impulsado convenios con los colegios de la abogacía de Oviedo y Gijón, así como con los colegios de procuradores y procuradoras, para prestar asistencia letrada a las víctimas de violencia sexual.
A partir del próximo año, en el centro de crisis se desarrollarán acciones de sensibilización social, además de formación especializada, tanto para la población en general como para profesionales vinculados al ocio nocturno y al mundo del deporte. En 2025 también se reforzará el personal con un nuevo equipo: se incorporarán una abogada, una psicóloga y una trabajadora social.
Las vías para contactar con este servicio son dos: el número de teléfono 677 985 985, en el que se atienden llamadas, mensajes de texto y wasap, y el correo electrónico centrodecrisis@asturias.org.
Inauguración del nuevo Centro de Crisis para Víctimas de Agresiones Sexuales
Permítanme que comience con una confesión. De todos los actos que he encabezado como presidente, este me resulta especialmente controvertido, porque inauguramos un equipamiento dolorosamente necesario. Preferiría no tener que estar hoy aquí, no tener que abrir un nuevo centro de estas características, porque eso supondría que todas las mujeres que van a recibir ayuda no la necesitarían. Sin embargo, serán muchas las que pasarán por estas instalaciones los próximos años. Ese es el discurso de la realidad, el discurso de la verdad que hace necesario este centro. Es el discurso real que reconoce, y combate, la violencia machista.
He pensado mucho en estos días sobre las palabras precisas que debo pronunciar aquí. Quiero evitar cualquier ápice de triunfalismo ante realidades tan desgarradoras como las que se enfrentan en este edificio a diario. Quiero evitar también cualquier término que contribuya a revictimizar a las mujeres atendidas en el centro de crisis.
Mi única pretensión es dar a conocer este recurso, trasladar un mensaje a las mujeres que sufren agresiones sexuales para que sepan que no están solas, que tienen a excelentes profesionales a su disposición para acompañarlas durante las 24 horas los 365 días del año. Si este acto contribuye a ese objetivo, entonces está sobradamente justificado.
Hace cuatro años, cuando pusimos en marcha el centro, desconocíamos qué trayectoria tendría. Las profesionales del Instituto Asturiano de la Mujer, grandes expertas en la materia, advertían ya sobre la larga sombra en la que germina la violencia sexual. Sabíamos que esa penumbra social era extensa, pero no imaginábamos hasta qué punto.
El número de consultas ha crecido mes a mes hasta alcanzar las 1.176 que ahora figuran en los registros. Más de un millar de personas, entre víctimas y personas allegadas, se han puesto en contacto con el centro y han motivado la apertura de casi 700 expedientes.
Son cifras que estremecen. Son cifras que nos han obligado a impulsar esta ampliación. Son cifras que nos preocupan y que deben empujarnos a una reflexión colectiva: es perentorio demoler los cimientos de la violencia estructural que padecen las mujeres y que muestra en las agresiones sexuales su rostro más atroz.
De atrocidades hablamos: entre esos casi 700 expedientes hay 162 casos de menores de edad, 162 jóvenes de 12 a 18 años que han venido en busca de ayuda. Como sociedad, no podemos mirar hacia otro lado.
Siempre he dicho que este gobierno es feminista y estoy orgulloso de esa condición, porque nos empuja a combatir con todas las fuerzas y con todos los recursos disponibles la desigualdad y la violencia contra las mujeres. Nuestro compromiso con esta lucha es inquebrantable.
Las políticas públicas se despliegan con medidas concretas y esas medidas están condicionadas a la disponibilidad presupuestaria. Por eso tengo que recordar, una vez más, que sin presupuestos algunos avances serán más difíciles y otros, imposibles. Permítanme recordar algunos datos:
– Si el proyecto de presupuestos para 2025 sale adelante, los fondos para la Casa Malva y para la Red de Casas de Acogida, un referente nacional en la atención a víctimas de violencia de género, aumentarán hasta los 1,3 millones.
– También sumaremos nuevos pisos tutelados a los 22 que incluye la red en estos momentos.
– Además, seguiremos fortaleciendo los centros asesores de la mujer.
– Habrá más ayudas para las víctimas y duplicaremos los fondos para huérfanos y huérfanas que han perdido a sus madres por la violencia machista.
Para eso sirve también un presupuesto de progreso, para seguir avanzando en igualdad.
Antes me refería a la violencia estructural que sufren las mujeres. Pues bien, las agresiones sexuales son una de las manifestaciones más mezquinas de ese fenómeno vergonzante y despreciable. La prostitución es un reflejo clarísimo de esa violencia, por eso impulsamos una Estrategia Asturiana para la Abolición de la Prostitución y la Trata.
En Asturias vamos a mirar de frente esta vergüenza social porque volver la cara nos haría cómplices. Continuaremos luchando contra el negacionismo para que la vergüenza cambie de bando. Seguiremos educando en igualdad, apoyando la participación y el liderazgo de las mujeres, combatiendo el machismo en todas sus manifestaciones.
Antes hacía referencia la vicepresidenta, también la ministra, a la sentencia que acabamos de conocer sobre el caso de Gisèle Pelicot, una mujer que después de haber sido víctima durante tanto tiempo de una agresión incalificable ha sido capaz de dar un paso valiente adelante y abrir un juicio público que ha llevado a esta sentencia que acabamos de conocer y que a mí me parece escasa, que debería ser más dura. Creo que Gisèle Pelicot merece el reconocimiento de todos. La vicepresidenta me ha trasladado ahora que este centro, que no tiene nombre, debe llevar el de Gisèle Pelicot y así lo haremos.
Quiero recordar unas palabras de la directora general de Igualdad que leí hace poco y que vienen al caso: “Cuesta mucho avanzar en el camino de la igualdad, pero es muy fácil y muy rápido retroceder”. No lo perdamos de vista.
Hoy no tenemos nada que celebrar. Este recurso es necesario porque la violencia contra las mujeres es una lacra social que todavía no hemos logrado erradicar. Pero no vamos a rendirnos. Seguiremos trabajando para que Asturias continúe mereciendo ese reconocimiento ganado a pulso: una comunidad pionera contra la violencia machista y a favor de la igualdad. Entre todas, haremos que la vergüenza cambie de bando.